
En un repaso por las cofradías que ha sacado a lo largo de
estos 48 años le resulta más fácil enumerar las que no ha cargado sobre sis
cervicales. Y es que , cuando empezó, en una cuadrillas de profesionales,
sacaba hasta ocho pasos en un Semana Santa. Hasta un año, recuerda, hizo doblete el Miércoles Santo "Iba con
Rechi, mi compadre en el Baratillo, pero el sabía que yo quería salir con mis
compañeros del Mercado del Arenal en la Lanzada, así que cuando llegamos a la
calle San Pablo me dio permiso para irme a igualar a San Martín". Con el
cambió a las cuadrillas de hermanos se fue integrando en la que capataces le
indicaba, de modo que pasó de cobrar por sacar pasos a casi tener que pagar .
Su primer jornal fue de 750 pesetas. El último, hace siete años en Santa Marta,
cuando tenía 65, 10.500 pesetas más la propina. "Ya eran euros, pero sigo
hablando en pesetas" En cualquier caso, el Baratillo, Los Gitanos, Santa
Marta y la Quinta Angustia has sido las hermandades con las que más años ha
trabajado. No en vano con la cofradía de la Magdalena ha cumplido las bodas de
oro.

Discretamente se salía en el cruce de la Carrera Oficial y
del mismo modo volvía a su sitio: "No me gusta nada eso de lucirse al lado
del paso con el costal en la mano" afirma, aunque defiende a sus compañero
"Los que lo hacen son los menos".
Padre de tres hijas y abuelo de cuatro nietos. Manolin
Mercado ha sido enseñado y haciendo hueco a sus sobrinos y yernos , pero lejos
de oponerse a que las mujeres salieran de costalera, asegura que si alguna de
sus hijas hubiera querido "la hubiera animado".
No comparte la idea de cuadrillas de mujeres, "como hay
en muchos sitios", Encarna su mujer , no piensa lo mismo: "Si en algo
me alegro de no haber tenido hijos varones en por esto, porque hubiera tenido
un sufrimiento continuo, como el de las madres de los toreros, entre el marido
los hijos y todo el día de ensayo o en las procesiones". Pero seguramente
la visión de su padre sangrando por el cuello un Martes Santo, cuando mi padre
salió debajo del palio de la Encarnación , en la puerta del asilo de Luis
Montoto, y le chorreaba de sangre", admite Naty, la segunda hija.

"Siempre llevaba el brazo por fuera, abrazando el
zanco, Por el respiradero vi al niño y lo cogí en volandas, Pero ésta es solo
una de las múltiples anécdotas que dan para llenar varias tardes de tertulias.