Fue un día grande el vivido ayer en la ciudad alrededor de la Virgen de la Victoria de Las Cigarreras conmemorando el 450 aniversario fundacional de esta corporación del Jueves Santo.
Bellísimo e íntimo el amanecer alrededor de esta dolorosa en el Rosario de la Aurora que sirvió de traslado a la Catedral. A las seis de la mañana se abrieron las puertas de la Capilla de la Fábrica de Tabacos. En la plaza de su templo, sin luces, el recogimiento se apoderó de los presentes que vivieron un momento sobrecogedor cuando hizo su salida el paso que preside la Virgen de la Victoria. Sólo se podían oír a su capataz Manuel Villanueva y el sonido de las campanas de la iglesia. Haendel se pudo sentir en la plaza, siendo el complemento perfecto del inicio de este culto externo. El Octeto "Vicente Gómez Zarzuela" del Coro Maese Rodrigo interpretó en la salida dos obras del genial compositor alemán "Cantucorum per Iubilo" y "Benedicat Vobis". El cortejo estuvo formado por más de doscientos hermanos.
El paso iba exornado con claveles blancos y paniculata. Las velas denominadas "Marías", lucían pintados los seis escudos representativos de la historia de la corporación: Calatrava, Armas de la ciudad, Orden Mínimos, Orden Tercera, Inmaculada y Escudo Real.
La imagen iba exquisitamente vestida, similar a los grabados del siglo XIX, por Joaquín Gómez Rodríguez de la Oliva. Lucía la saya del insigne bordador Juan Manuel Rodríguez Ojeda. También llevaba broches donados para tal efecto por las hermandades de San José Obrero, Estrella, La O, San Gonzalo y Cachorro.
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