La respuesta no se ha hecho esperar. El obispo de Huelva, José Vilaplana, anunció ayer que no habrá autorización canónica
para celebrar el Sábado Santo un desfile procesional en el que iban a
participar un total de 20 pasos de
distintas hermandades de la capital, en un cortejo que cerraría el
Santo Entierro.
El orden del día del pleno del Consejo Oficial de
Hermandades y Cofradías de Huelva, del próximo día 14, incluía el debate sobre
la celebración de una procesión
magna con motivo del Año de la Fe en
la capital onubense. Aunque la propuesta no había llegado aún de manera oficial
al Obispado de Huelva, sí se habían dado a conocer algunos detalles del
acontecimiento, como que se celebraría el Sábado Santo y que en el desfile iban
a participar 20 pasos de distintas hermandades.
La idea ya se había trasladado al Vicario para la Celebración de la Fe , competente en esta materia,
e incluso se había informado al
Ayuntamiento, que no había puesto inconveniente alguno para la puesta
en marcha del dispositivo especial de seguridad y tráfico para ese día.
Sin embargo, ayer el obispo de Huelva dejó claro que no habrá autorización canónica. A
través de una nota remitida a los medios de comunicación, el Obispado destaca
que desde el punto de vista teológico y litúrgico, la jornada prevista para la
celebración de la magna procesión es tiempo de “silencio celebrativo”, de
oración y meditación ante el “sepulcro del Señor”. En este sentido, considera
que “introducir una praxis pastoral
procesional no es algo adecuado al sentir litúrgico”. Recuerdan, además,
que el día propio para la manifestación procesional del Santo Entierro es el
Viernes Santo.
Pero quizás el punto más llamativo de la negativa episcopal
sea el que considera que la procesión magna en tiempos de crisis no
constituiría un buen ejemplo. El
obispo de Huelva es tajante al valorar el asunto. Vilaplana afirma que,
teniendo en cuenta la situación de austeridad que exige la realidad social de
hoy, “sería un claro antitestimonio
cristiano realizar nuevas inversiones económicas en la puesta en marcha de
tal procesión, puesto que serían gastos innecesarios”. Además advierte que la
procesión magna supondría “un verdadero obstáculo para la preparación
litúrgica” en las parroquias de la celebración de la vigilia pascual, que
considera “clave y central”.
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