lunes, 15 de abril de 2013

Sueño inacabado de un Domingo de Ramos


Amanecí con el suave guiño que genera en la cara la luz de tu Sol radiante . Me refugié en las sonrisas que desprendía la inocencia , todas con la Esperanza que desprende tu ciudad. Parecía una mañana diferente, y me sumí en un profundo sueño del que no quería que me despertaran . Recorrí tus callejones buscando el lugar donde le rindes culto a tus imágenes. Pero como siempre los Terceros fue la primera parada. Radiante. Creí al verte que este sería nuestro día , que ya Sevilla te había esperado lo suficiente y tenía ganas de ver el brillo de tu verde mirada, esa misma que mira al suelo , Humilde y Paciente . 

Todo ocurrió demasiado de prisa. No me dio tiempo a sentir el escalofrío que provoca la apertura de las puertas de tu iglesia , porque cuando mire ya estaban de par en par , ni me dio tiempo a sentir el calor que desprenden las velas al caer la noche , ni el cansancio que producen las horas al transitar por tu Sevilla…
Me pareció seguir soñando. Me eché a tus calles con ese cirio color sacramental y repartí las estampas con tu imagen, para que Sevilla te rezara al igual que yo. Pero de pronto todo se truncó . San Pedro me jugó una mala partida . Le había advertido que el único que tenía que llorar aquella tarde era yo , no él , pero se ve que no pudo contener la emoción al verte. El salpicar de sus lagrimas en los paraguas consiguió despertarme del sueño en que creía estar. Saqué una estampita de mi bolsillo y empecé a rezarte con la misma fuerza con la que la apretaba, pedí que esa nube pasara pronto , pero fue en vano. Mientras más fijaba en ti mi mirada, con mayor dureza parecía calar el agua por mi túnica. Como me dolió la imagen de verte instaurar la eucaristía rodeado de paraguas, como me dolieron esas gotas de agua que corrían por tu barba y tu nariz…. ¡No sabes cuánto! Clamé al cielo con pequeños gritos de rabia pensando que así escucharías mis suplicas , pero siguió siendo en vano. 

Manos desconocidas , me daban pequeños tortazitos alentadores en la espalda, “animo chiquillo, un año pasa volao”. Un costalero se me acercó y abrazándome dijo “en el Corpus lo tenemos otra vez en la calle”. Pero fue entre los brazos ,con lágrimas en los ojos , de mi primo y mi tío en los que pude encontrar algo de consuelo . Aun así me faltaba uno y lo busqué pero no lo encontré , el de Ángela , mi corresponsal fotográfica en Sevilla , que se encarga cada domingo en acercarme a mi Cristo para que la espera sea más llevadera.

Cuantas oraciones se quedaron sin terminar , cuantas gotas de cera roja no regaron tus calles, cuantas lágrimas cayeron antes de tiempo… La espera que tú y yo habíamos establecido no acabó del todo, es más, aumento 378 días para visitarte en el lugar donde habitas y poder sentir más cerca tu presencia ,378 días para rezarte… 378 días más para esperarte.

Te sigo esperando . Solo te pido salud para poder verte el año que viene cuando caiga la primavera y Sevilla se mire en tus ojos verdes. Otro Domingo de Ramos que no comienza MAESTRO.

Escrito por: Juan María Olmedo Urcelay.

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