martes, 12 de marzo de 2013

Aquella Semana Santa de hace… veinte años

Santa Marta saliendo de San MartínLa muerte de S. A. R. Don Juan de Borbón –fallecido el 1 de abril, tres días antes del Domingo de Ramos– marcó profundamente la Semana Santa de Sevilla de 1993. El Conde de Barcelona mantuvo fuertes lazos con algunas de las hermandades de Sevilla, como la del Baratillo o Pasión.
Sin embargo, todas tuvieron presente su memoria durante la estación de penitencia hasta el Templo Metropolitano. El pendón de la ciudad rindió homenaje al Conde con un crespón, se le dedicaron oraciones en los templos, los martillos llamaron por Él en las levantás, y estandartes, misterios, crucificados y palios llevaron lazos negros en señal de duelo.
Fue una Semana Santa caracterizada también por la ausencia de inclemencias meteorológicas. Años de sequía. Y es que desde el Martes Santo de 1990 ni una gota de agua hizo acto de presencia en la Semana Mayor de Sevilla para deslucirla. Brilló el sol en lo más alto, hasta hizo calor, según cuentan las crónicas de la época, y gracias a ello, las cofradías se lucieron por las calles de la capital. Igualmente, la Semana Santa de 1993 se distinguió por albergar durante sus ocho días momentos históricos; protagonizados principalmente por las obras de rehabilitación que se estaban llevando a cabo en distintos templos, como el de San Julián, el de San Esteban o el de Omnium Sanctorum. Otra novedad la encontrábamos en el palquillo de la Campana, presidido por el recién elegido presidente del Consejo de Cofradías, Antonio Ríos.
imagen item lista

La Hiniesta vuelve a San Julián

El Domingo de Ramos de 1993 destacó –con permiso del resto de las corporaciones del día– la salida de la Hermandad de la Hiniesta de San Julián. Todavía no estaba completamente restaurado, pero lo suficiente para que los hermanos nazarenos y los titulares pudieran volver a su templo y comenzar desde allí la estación de penitencia. Tres años atrás, Santa Marina fue el lugar de acogida, el tiempo que duraron el grueso de las obras. Una restauración que no finalizó hasta 1994. Aunque hubo más estrenos ese día. El Cristo de la Humildad de la Cena estrenaba respiraderos y medallones de plata que, acompañados con el sobrecanasto que lució por primera vez en el 92, mejoraban sensiblemente el paso, dándole mayor realce. La Estrella, y por ende todas las cofradías que discurren por el puente de Triana, se dieron de bruces con los horribles toldos que tapaban el andamiaje colocados en la capillita del Carmen para su restauración. Una imagen que afeaba totalmente el paso de las cofradías en esa clásica parada. La anécdota del día, no obstante, la protagonizó la hermandad de la Amargura. Una dotación de Bomberos tuvo que acudir el mismo Domingo de Ramos, horas antes de la salida de la cofradía, para podar un árbol cercano a la puerta de San Juan de la Palma y que podría dar problemas a la hora de la salida de la Hermandad.
imagen item lista

Las Aguas reestrenaba la capilla del Rosario

El Lunes Santo de 1993 cumplía 70 años, tras ser inaugurado por la Hermandad del Museo en 1923. Los pantanos estaban resecos y la tierra se cuarteaba por momentos por la terrible sequía que azotaba a los campos andaluces. No obstante, las Aguas fueron protagonistas del Lunes Santo de 1993. Por una parte, el Museo, protagonista de la ya nombrada efeméride, que tiene entre sus titulares a María Santísima de las Aguas. Cofradía que, además, estrenaba la Cruz de su crucificado, donado por los hermanos costaleros, y el monte del paso, que había sido reformado. Por otra, y quizá como novedad más relevante, la vuelta de la Hermandad de las Aguas a la capilla del Rosario. Y es que, desde 1990 la corporación de nacimiento trianera, estuvo acogida en la parroquia del Sagrario, saliendo en procesión el Lunes Santo desde la iglesia de los Terceros. Ese día, el 5 de abril de 1993, toda Sevilla se concentró, como pudo, en el Arenal para ver salir la cofradía desde su renovada capilla a la calle Temprado (antes de las obras lo hacía desde Dos de Mayo). Santa Marta seguía saliendo de San Martín, hecho que no cambió hasta el año 2001, cuando finalizaron las obras de restauración en San Andrés. La anécdota de ese Lunes Santo estuvo en La Redención. Tanta efusividad puso el hermano mayor de la cofradía, Manuel Yruela, en llamar a los costaleros a la entrada del paso en la iglesia de Santiago, que un adorno del martillo voló por los aires.
imagen item lista

Santa Marina acogía a Los Javieres

El Martes Santo de 1993 fue un día de bienvenidas y despedidas, en ambos casos, momentos históricos que quedarán en la memoria de los hermanos y devotos de la Semana Santa de Sevilla. Los Javieres salía por primera vez de Santa Marina –que hasta el año antes había acogido a la Hiniesta–, por obras en Omnium Sanctorum. Hecho que sucedió hasta 1996. Y San Esteban se despedía de San Ildefonso, sede que la amparó durante cuatro años también por obras en su iglesia. Los Estudiantes estaba ese día de efeméride. Se cumplían 25 años de la cuadrilla de hermanos haciendo estación de penitencia y diez de la salida de la cofradía sin la imagen del Cristo de la Buena Muerte –en un traslado, al titular de la cofradía se le desprendió la cabeza–. El chascarrillo del Martes Santo lo protagonizaron el Cerro del Águila y San Benito. El Cerro, al igual que pasará diez años más tarde con Santa Genoveva, tuvo problemas para discurrir por la avenida San Francisco Javier cuando la Policía «olvidó» cortar el tráfico. Por otro lado, los dedos de uno de los angelitos del primer paso de San Benito se desprendieron al pasar por la puerta de Palos de la Catedral.
imagen item lista

San Bernardo inauguraba su puente

Otra imagen histórica se produjo el Miércoles Santo de 1993. San Bernardo reinauguraba el puente que lleva su nombre. Ni alcalde –que por aquellos entonces era Alejandro Rojas-Marcos– ni ningún otro representante político se llevaron la foto del corte de cinta inaugural. Fue la Cruz de Guía de San Bernardo la primera que pasó. Tras varios años sin discurrir por el puente, el barrio arropó a las imágenes en ese momento único de la Semana Santa de Sevilla. La Sed salía ese año a la calle con su paso totalmente dorado. No obstante, lo que más llamó la atención de la cofradía fue el estreno del llamador del paso de Cristo. Las grandes dimensiones de éste no evitaron los comentarios guasones. El Buen Fin sorprendía igualmente con su exorno floral en el paso de Cristo, cambiando los tradicionales claveles rojos por lirios.
imagen item lista

Reconocimiento de Pasión

En el Jueves Santo todos los ojos miraban a la Hermandad de Pasión. El año anterior parte del techo de la capilla de Pasión en el Salvador se desprendía y, en una maniobra de urgencia, los hermanos que rápidamente acudieron sacaron, como pudieron, las imágenes titulares. Ese 8 de abril de 1993, y después del apoyo que ABC de Sevilla tuvo con dicha Hermandad, el hermano mayor, Javier Criado, entregaba una placa al recordado Antonio de la Torre, redactor jefe entonces del periódico. También Pasión, ese día, tuvo ciertos problemas a la hora de entrar a su templo después de la estación de penitencia, cuando se desprendió un dedo del Señor de Pasión. La nota de la Madrugá la puso la Virgen de las Angustias de la Hermandad de los Gitanos, que lució un collar regalado por la Duquesa de Alba. El mismo que había llevado otras madrugás pero que, en esa ocasión, lo hizo como propio.
imagen item lista

Demasiados nazarenos en el Viernes Santo

El aumento de nazarenos en las hermandades de Triana del Viernes Santo, el Cachorro y la O, fue el hecho discordante de la jornada, provocando retrasos en la carrera oficial al resto de las cofradías. En el Sábado Santo todavía se recordaba el solemne cortejo del Santo Entierro del año 1992, algo que se intentó reproducir ese año. Los Servitas estrenaba el techo de palio, diseñado por Antonio Dubé y bordado por las monjas de Santa Isabel. La Trinidad, por su parte, sería el último año que saldría en estación de penitencia sólo con dos pasos. En el 94 se incluiría a la procesión el paso del Sagrado Decreto. Por último, el Resucitado respiraba tranquilo ese 1993. El Domingo de Resurrección del año anterior, al llegar la cofradía a la carrera oficial, se la encontró repleta de basura y con los palcos desmontados. El Consejo de Cofradías se encargó ese año de mantener palcos, sillas y bien limpia la carrera oficial.

No hay comentarios:

Publicar un comentario