martes, 19 de febrero de 2013

El Vía Crucis reabre las heridas en el Consejo de Cofradías


La celebración del Vía Crucis de la Fe resultó, el domingo pasado, todo un éxito por los miles de fieles que acompañaron en la Catedral el rezo de las catorce estaciones a pesar de que, por mor de las predicciones meteorológicas, finalmente no se produjo el traslado de las imágenes.
Sin embargo, precisamente esta última circunstancia ha vuelto a poner de manifiesto que las heridas en el seno del Consejo de Cofradías no están cerradas del todo. La dimisión de su presidente, Adolfo Arenas, fue quizá la punta de un icerbeg que ahora, a las primeras de cambio, parece volver a moverse.
En aquella ocasión la situación vino propiciada por las luchas intestinas con determinados miembros de su junta superior que desembocaron el filtraciones interesadas. En ésta, en cambio, se ha puesto en entredicho el papel que juega el Consejo de Cofradías cuando, una vez consensuado que si una de las hermandades del acto piadoso optaba por no realizar el traslado, las demás se sumarían.
Empero, tras la reunión del domingo a las diez de la mañana volvió a ponerse de manifiesto que ese acuerdo era papel mojado cuando Montesión anunció que estaba dispuesta a sacar su paso de misterio por los alrededores de la capilla y, sobre todo, por el ofrecimiento de la Hermandad de los Dolores de Torreblanca en acudir a la Catedral —ya se había suspendido el traslado— para presidir el Vía Crucis en solitario, aspectos que volvieron a poner de manifiesto la falta de consenso una vez tomado un acuerdo, hasta el punto que tuvo que ser el delegado diocesano de Hermandades, Manuel Soria Campos, quien puso pie en pared a todo lo que acontecía en esos momentos.
Según explicó ayer a ABC de Sevilla Soria, «no se tenía ni que haber planteado, porque se había llegado a un consenso de que o todas o ninguna de las imágenes. E igualmente no cabía ni preguntar si se podía salir a la puerta de la iglesia».
Soria Campos insistía en que ya fue preguntado por la disposición de Torreblanca a las diez de la mañana, en la reunión en la sede del Consejo. «Le recuerdo que hay un acuerdo de los hermanos mayores y un plan B, que fue el que se llevó a cabo al no poder realizarse el plan A».
Sobre las horas que se vivieron de incertidumbre en Santa Marina cuando estaban, a eso de las doce y media del mediodía, esperando una respuesta de Palacio, el delegado diocesano precisó que «eso hay que preguntárselo a los señores del Consejo. A mí me vuelven a preguntar sobre la una de la tarde y me remito al acuerdo. Creo que se le preguntó al señor arzobispo, pero nunca se llegó a plantear esta posibilidad de un solo paso en la Catedral».
Señaló Manuel Soria, asimismo, que «tendré que hablar con el hermano mayor de Torreblanca. Voy a dejar pasar unos días, en todo caso, pero hay que aclarar».
Por lo que respecta a las intenciones del hermano mayor de Montesión, el delegado fue de la opinión de que «una cosa es la inteción. En este sentido, al final hubo cabeza».
Por su parte, el presidente del Consejo, Carlos Bourrellier, restaba importancia al hecho de que el misterio de Torreblanca saliese a la puerta de la iglesia de Santa Marina. «Yo no le doy más importancia. Viene del propio deseo de las hermandades de querer salir. Para mí, los hermanos mayores dieron ejemplo de sensatez en todo momento. En cuanto a Torreblanca, lo mismo. Es como si hubiese dado una chicotá dentro del templo. No le pongo ninguna pega a que saliese a la puerta».
No considera que haya un vacío de poder en el Consejo en cuanto a lo sucedido tras la reunión del domingo. «No ha sido así. Los hermanos mayores decidieron lo más sensato. Lo que ocurre es que había tanta ilusión en Torreblanca que su iniciativa tenía ese anhelo de no quedarse dentro. Alabo su iniciativa».
Luis Miguel González, hermano mayor de los Dolores de Torreblanca, se lamentó de algunos de los comentarios vertidos sobre su hermandad. «No hemos buscado ni protagonismo ni nada, solo dar un testimonio de fe. Era una oportunidad histórica, y queríamos tener un gesto de bondad con tanta gente del barrio que vino. No hay ni vanidad ni protagonismo algunos y seguimos teniendo todo el apoyo del Consejo de Cofradías». 

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